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Tu traje también habla de ti: cómo causar una buena impresión en una entrevista

Dicen que no hay una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión. Y aunque suene a cliché, en el contexto de una entrevista de trabajo cobra más verdad que nunca. En tan solo unos segundos, el entrevistador ya se ha formado una idea más o menos clara de ti. ¿La buena noticia? Que parte de ese juicio exprés lo puedes controlar. Y empieza por cómo vistes.

Porque, aunque parezca mentira, tu ropa dice mucho de tu personalidad. Puede transmitir profesionalidad, actitud, cuidado por los detalles… o todo lo contrario. En un mundo en el que la imagen cuenta, el traje, la camisa y sí, también la corbata, se convierten en aliados clave para proyectar la mejor versión de ti mismo.

No se trata de disfrazarse ni de encajar a presión en un molde corporativo, sino de saber interpretar el entorno, entender qué esperan de ti y, sobre todo, sentirte cómodo con tu imagen.

Tu traje como carta de presentación

“Vístete mal y se notará el traje. Vístete bien y se notará la persona”, decía Coco Chanel. Y esa máxima cobra todo el sentido cuando uno se enfrenta a una entrevista de trabajo. En un momento de nervios como es el de aspirar a que te contraten, el look tiene un rol clave a la hora de hacerte proyectar seguridad, coherencia y estilo.

Por ello, antes de abrir el armario, hazte algunas preguntas básicas:

  • ¿A qué tipo de empresa aspiras? ¿Tiene un dress code más o menos formal?
  • ¿El puesto implica trato con clientes, liderazgo, creatividad…?
  • ¿Qué quieres transmitir con mi imagen?
  • ¿Qué te sienta bien y con qué te sientes tú bien?

Y es que no es lo mismo una entrevista en una start-up creativa que en una consultora financiera. En la primera, puedes permitirte cierto margen para la expresión personal: un traje sin corbata, colores suaves, incluso alguna textura distinta.

En la segunda, la formalidad manda. Una corbata de seda sobria, pero con un punto de personalidad, como una en azul marino con microdibujo, puede ser el detalle que marque la diferencia. Compleméntalo con una camisa blanca impecable y un traje bien entallado y ya habrás ganado puntos.

El poder del detalle: cómo marcar estilo sin pasarte

La mayoría de los reclutadores no se saben tu currículum al detalle, pero sí recuerdan si alguien les pareció profesional, seguro o desaliñado. Se trata del poder de lo sutil. Por eso, en una entrevista, cada elemento suma:

  • El ajuste del traje. Ni muy ceñido ni demasiado holgado. Que hable de ti, no que grite.
  • La camisa. Blanca o azul claro suelen ser aciertos seguros. Evita colores estridentes o estampados chillones.
  • La corbata. Que armonice con el conjunto. No tiene que ser protagonista, pero sí aportar valor. Una buena opción para combinar estilo y sobriedad es una corbata de punto, que transmite cercanía sin perder elegancia.
  • Los zapatos. Limpios, clásicos y bien cuidados. Parece una cosa muy obvia, pero en momentos de nervios puede pasarse por alto.

Y recuerda: menos, es más. Y si hay un momento donde esta regla se aplica, es este.

Cómo adaptarte sin perder tu esencia

¿Es posible encontrar el término medio entre adaptarse al contexto y no perder tu estilo personal? El truco está en saber leer el ambiente, y encontrar en él esa versión de ti mismo que sea profesional, pero también auténtica.

¿Vas a una empresa tecnológica moderna? Tal vez un traje azul con camisa sin corbata y zapatos de ante pueda ser el punto justo entre pulido e informal. ¿Es una firma más tradicional? Entonces con un conjunto más clásico, con corbata estructurada como una de cinco pliegues y pañuelo discreto acertarás seguro.

Además, no olvides cuidar los gestos: asegúrate de que la corbata no esté torcida, de que el cuello de la camisa esté bien planchado o de que los puños sobresalgan lo justo de la americana.

Cuando el estilo es parte del mensaje

En una entrevista no solo vendes lo que sabes hacer, sino cómo lo transmites Y ahí, tu imagen, tu actitud y tu presencia física pueden remar a tu favor o en tu contra. 

La buena noticia es que la elegancia no está reñida con la naturalidad ni con el bolsillo. Así que no dejes nada al azar: quien se siente en frente se fijará en todos los detalles, por eso deja que tu estilo trabaje por ti. Y cuando cruces esa puerta, hazlo con la seguridad de quien sabe que, al menos, su look ya ha pasado la primera prueba.

Porque sí: la primera impresión no es todo…pero casi. Así que haz que cuente.

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